PAZ
Paz (del latín pax),
definida en sentido positivo, es un estado a nivel social o personal,
en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una
unidad; definida en sentido negativo, es la ausencia de inquietud, violencia o guerra.
En el plano individual, «paz» es lo contrario de la guerra estado interior (identificable con los conceptos griegos de ataraxia y sofrosine) exento de sentimientos negativos (ira, odio).
Ese estado interior positivo es deseado tanto para uno mismo como para
los demás, hasta el punto de convertirse en un propósito o meta de vida.
También está en el origen etimológico de los saludos: shalom en hebreo y salam en árabe significan «paz» o «la paz esté contigo o con vosotros», y también se emplean como despedida, significando entonces ve en paz o id en paz; en cambio, salve, el saludo latino, es un deseo de salud, concepto también muy relacionado. El saludo de paz o beso de la paz es una parte de la misa en que los asistentes «se dan la paz».
En el Derecho internacional, el estado de paz es aquel en el que los conflictos internacionales se resuelven de forma no violenta; y particularmente se denomina «paz» al convenio o tratado (tratado de paz) que pone fin a la guerra. Existe una rama del estudio de las Relaciones Internacionales denominada «irenología» o «estudios de la paz y los conflictos».
Puede hablarse de una paz social como consenso: el entendimiento tácito para el mantenimiento de unas buenas relaciones, mutuamente beneficiosas, entre los individuos; y a distintos niveles, el consenso entre distintos grupos, clases o estamentos sociales dentro de una sociedad.
La antropología tradicional (ya desfasada) consideraba que únicamente el estadio civilizado de la evolución cultural consideraba a la paz de una forma positiva, y que los estados de salvajismo y barbarie
suponían una preferencia cultural por la guerra, considerando una forma
honrosa de vida saquear a otros pueblos, y exaltando las virtudes
guerreras; en casos extremos, ritualizando la antropofagia. De esa manera se describían las costumbres de algunos pueblos llamados primitivos (justificándose así su colonización), así como se mantenía la memoria historiográfica de algunos pueblos históricos (como los vikingos o los hunos), y de algunas épocas históricas consideradas «oscuras», como la Alta Edad Media. De forma opuesta, se diseñó el mito del «buen salvaje», que en ausencia de desarrollo cultural, mostraría una total ausencia de violencia.
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